La odisea de cruzar la frontera Tailandia – Camboya

 

En este post te cuento cómo fue mi experiencia al cruzar la frontera Tailandia – Camboya por Poipet, para que tengas en cuenta lo que tienes que hacer para no dejarte estafar por los locales.

El bus de regreso de Chiang mai me dejó a las 5 de la mañana en Kao San Road. Esa calle sí que nunca duerme. Las fiestas seguían bar adentro, la gente borracha se tambaleaba por la calle semi desierta,  y las ratas se hacían un festín con la basura acumulada de la noche anterior.

Ante este escenario, me instalé en el McDonalds a esperar que salga el sol. En unas horas me iba a tomar la minivan a Siem Reap

Cuando ya era un horario decente, fui a la agencia donde compré el pasaje, en la calle Rambuttri, pero obviamente tan temprano en la mañana,  estaba cerrada.

Me quedé desayunando en un café al lado con un poco de desconfianza, porque al pasaje lo había comprado una semana atrás, antes de irme al norte. Sólo tenía un papelito escrito a mano, que hacía de recibo y ninguna certeza de que alguien me iba a pasar a buscar.

Se hicieron las 8:00, las 8:25… Y yo me empezaba a desesperar porque ese mismo día expiraba mi visa en Tailandia así que tenía que irme sí o sí.

Cuando estaba a punto de darme por vencida y empezar a buscar otra opción, apareció un hombre en una moto que me gritó: “Camboya?”

Me hizo subir a su moto,  y me llevó a una calle periférica donde estaba la minivan.

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Alli ya estaba el resto del grupo, todos turistas que iban a emprender su aventura en Camboya.

Como la mayoría de los conductores en Tailandia, el nuestro, iba muy rápido, cambiándose de carril como si nada. Paramos dos veces a cargar gas, algo muy común en el sudeste asiático.

Hacía calor y yo moría de la intriga de saber que tramullo nos iban a hacer en la frontera. Había escuchado muchas historias, pero estaba dispuesta a no pagar ni un baht más de lo que correspondía.

Al medio día, nos hicieron bajar en un restaurante en medio de la ruta. Bajamos también las mochilas. Nos dijeron que podíamos ir comiendo algo si queríamos, y que nos iban a llamar uno por uno para darnos los “tickets” para el bus a Siem Reap.

La situación se empezó a tornar “sospechosa”.. ¿por qué llamarían uno por uno? ¿Por qué no simplemente nos entregaban los tickets? Además hablaban con una amabilidad notablemente falsa, que no tienen los tailandeses que se manejan con el turismo, que, por lo general, son bastante antipáticos.

Después de una espera de 40 minutos, me llamaron.

Me hicieron pasar adentro del restaurante, a otra habitación, una especie de “oficina” que habían montado.

Un hombre, sentado del otro lado del escritorio, me pidió mi pasaporte y las 2 fotos carnet que hay que presentar para entrar a Camboya. En realidad en la frontera oficial piden solo 1

Al entregarle el pasaporte, puse mi mejor voz de mala y les anticipé:  “Mirá, yo sé que la visa sale 30 dólares así que no voy  pagar más que eso”.

El tailandés me miró y soltó una risita falsa y me dijo  que no, que la visa salía 45 dólares y que les tenía que pagar a ellos.

Ja… Ahí estaba la estafa de la que tanto había leído y escuchado, viviéndola en carne propia. ¡Le estaban robando $15 a cada uno!

No estaba toltamente segura de cómo reaccionar, porque viajaba sola y no me hacía mucha gracia pelearme con esos dos hombres, pero a la vez ¡me parecía tan injusto lo que estaban haciendo!

15 dólares en el Sudeste Asiático es mucho dinero, si tienes en cuenta que en algunos lugares puedes dormir por $3. Además, no era sólo por el dinero sino por la avivada que estaban haciendo.

Decidí jugármela y le dije tomando coraje y alzando la voz que no iba a pagar eso y que quería que me lleven a la frontera oficial, que ésta oficina no era oficial.

El hombre cambió la cara y dejó de jugar el papel de simpático y me empezó a discutir, pero yo no daba el brazo a torcer.

Creía que  no iban a ceder, pero después de discutir por unos minutos, el hombre me dijo con resignación: “ok ok go with him”, y me señala a otro tailandés que estaba por ahí.

Yo no estaba segura de qué  pensar. Me sonaba raro que haya sido tan fácil. Y me daba un poco de miedo ir con ese hombre, ¿a dónde?. No sabía si estaba cerca o no de la frontera, no tenía internet en el celular, y lo peor es que todos los demás pasajeros de la minivan habían obedecido y pagado los 45 dólares sin decir ni mú.

Me hicieron salir por una puerta trasera, con el objetivo de no cruzarme con ningún pasajero, para no alertar a nadie de la estafa.

Me dijeron que esperara ahí afuera, un chofer iría a buscarme para llevarme a la frontera.

Una señora que trabajaba ahí y era parte de esa mafia, se acercó y  me puse a charlar con ella, La señora resultó ser un amor. Le expliqué de buena manera que solo tenía $30, no $45 como ellos pedían, por lo que prefería hacer todo yo en la frontera. Me dijo que no me preocupe que alguien me iba a venir a buscar ahora para ir y que era muy fácil hacer todo por mi cuenta. Eso me dejó mucho mas tranquila.

A los 15 minutos, vino otro hombre, que fue quien me llevó a la frontera. Resulta que el borde  estaba como a tres o cuatro cuadras. Podría haber ido caminando si hubiera sabido.

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La frontera con Poipet

Me dejó a metros de la entrada.  Al bajar, le pregunto “¿y ahora qué hago? ¿A donde tomo el bus una vez que cruzo?’’  El señor no contestaba nada,  dándome a entender que no era su problema. Arrancó y se fue.

Siguiendo los carteles, llegué a migraciones, crucé sin problemas del otro lado.

Pasé por un Health Control donde me tomaron la temperatura.

Solo para aclarar, no me pidieron ningún certificado de vacunación.

Luego llegué a la parte donde hacen la visa. La verdadera visa.

Tuve que llenar un formulario, con la foto carnet y pagar los $30 dólares más 100 bahts, los cuales eran comisión de la cual no se podía escapar.

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La imagen está borrosa porque no estaba permitido sacar fotos en esa oficina.

Después de unos cinco minutos me entregaron la visa y fui a la parte de migraciones. Hice otra fila, completé otro papel, y cuando por fin fue mi turno, me sellaron el pasaporte por un mes.

¡Ya estaba del otro lado!

Todo muy lindo, pero  “¿ahora qué?” pensaba. No sabía dónde estaba mi grupo de la Van, estaba sola en Poipet, no tenía la más remota idea de cómo iba a encontrar el bus que me llevaba a Siem reap y cómo iba  a probar que ya había pagado mi pasaje.

Solo tenía un sticker rosa que me habían pegado a la ropa pero que en cualquier momento se despegaba.

Seguí caminando una cuadra más y me topé con un bus  muy viejo y destartalado . Le pregunté al conductor si sabía donde tenía que ir con mi sticker rosa. Me dijo que suba. Aparentemente nos llevaban a la estación de buses.

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Poipet es super caótica. Llena de tuk tuks, motos, buses, etc. Y todo muy precario y pobre. Mucho más que Tailandia.

Después de un recorrido corto, nos dejaron en la estación de buses.

Un hombre me dijo que el bus a Siem Reap salía a las cuatro, que tenía que esperar ahí.

¡Lo había logrado!!  ¡Había pasado la frontera invicta!

Las últimas personas que subieron al bus fueron justamente los que venían en la Minivan conmigo. Llegaron como 2 horas más tarde.

El vehículo arrancó y anduvimos por una hora. Paramos a comer en un parador y seguimos a Siem Reap otra hora más!

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Día lluvioso en Poipet

 

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Flores en el parador de la ruta

¡Finalmente llegamos a destino!  Nos dejaron en la “estación de bus” si se le puede llamar así. Era un lugar  oscuro donde no había nadie, solo algunos conductores de tuk tuk que esperaban a los turistas.

La calle era un barrial, debido a la lluvia.

Escuché a una pareja inglesa que estaba negociando un tuk tuk y le pregunté si iban para el centro para que compartamos. Los chicos estaban peleando el precio en vez de $2.5 querían pagar $2.

La verdad a esa altura no me iba a poner a hacer lío por 50 centavos. Estaba agotada después de 24 horas de viaje (incluyendo Chiang Mai – Bangkok), por lo que decidí irme  sola con un tuk tuk al hostel que había reservado la noche anterior.

Y allí terminó mi odisea para cruzar la bendita frontera.

Aquí dejo unos tips, porque les puedo asegurar que casi el 100% de las veces que decidan cruzar con la minivan, les van a hacer lo mismo que me hicieron a mi:

  • Cuando les quieran cobrar de más, pónganse firmes y pidan que los lleven a la verdadera frontera. Después de un ratito de pelear van a ceder.
  • Si tienen internet en el celu pueden ver a cuánto están de la frontera e ir caminando, generalmente los dejan cerca.
  • Llevar la foto carnet de antemano.
  • Si tienen doble nacionalidad, tienen que entrar a Camboya con el mismo pasaporte con el que salieron de Tailandia. En los cruces por tierra no se puede cambiar de pasaporte.
  • No desesperen, del otro lado van a encontrar su bus a Siem Reap. Tienen que llegar a la estación en Poipet, en otro colectivo que es gratis.
  • Coman Amok en Camboya, es lo más

Si tenés más preguntas, dejá tu comentario… y a disfrutar Camboya que es un país espectacular!!

 

 

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