Durante mi estancia en Nepal, me prometí probar distintas experiencias que me conecten con mi espiritualidad tratando de buscar respuestas a varias preguntas que tengo. Hice Reiki, Yoga Kundalini, Sound Healing, entre varias cosas más. En una de las sesiones de Sound Healing, nos invitaron a participar de una Ceremonia de Cacao al día siguiente y sin dudarlo dije que sí.
No tenía ni idea de qué sucede en una Ceremonia de Cacao o para qué sirve, pero me daba muchísima curiosidad.
Seguí leyendo para enterarte qué es una Ceremonia de Cacao, por qué el cacao es considerado sagrado y cómo fue mi experiencia.
¿Qué es una Ceremonia de Cacao?
En una Ceremonia de Cacao, un grupo de personas se sientan en ronda y piden una intención, mientras disfrutan bebiendo cacao ceremonial. También durante la Ceremonia, se pueden llevar a cabo meditaciones y canto de mantras.
Por si no lo sabías, el cacao ha sido considerado como una planta medicinal y sagrada en muchas culturas indígenas de América Central y del Sur durante siglos, especialmente entre los Mayas y los Aztecas. Se lo consideraba el alimento de los dioses.
Durante una ceremonia de cacao, no vas a tomar el chocolate caliente de siempre, sino que se utiliza cacao puro, sin procesar y sin azúcar agregada.
La ceremonia de cacao se lleva a cabo a través de un facilitador o guía.
Las personas que participan se sientan en ronda, y luego de cantar algunos mantras y pedir una intención (les cuento más detalles un poco más abajo), beben el cacao.
En teoría, el cacao puro en este contexto, te ayuda a conectar contigo mismo, eliminar bloqueos energéticos, abrir tu corazón, tener una conexión más profunda con los demás y con el universo.
Si planeas asistir a una Ceremonia de Cacao, tenés que hacerlo con el estómago vacío para que el cacao pueda absorberse fácilmente, y en teoría así vas a tener una experiencia más profunda.
Algo a tener en cuenta es que en una Ceremonia de Cacao no vas a tener alucinaciones como con el Ayahuasca o los hongos mágicos, ni nada por el estilo.

Los beneficios espirituales del cacao
Al ser el cacao una medicina ancestral, se dice que tiene muchísimos beneficios espirituales y también físicos.
- Destruye barreras que vos mismo te armaste, y saca a la luz lo reprimido
- Te ayuda a abrir tu corazón
- Te conecta con vos mismo, con los demás y con el todo
- Libera emociones negativas
- Te ayuda a estar más consciente y presente
Mi experiencia en una Ceremonia de Cacao en Nepal
Como les conté al principio, me dio muchísima curiosidad probar la experiencia de la Ceremonia de Cacao.
El precio de la Ceremonia fue 1200 Rupias Nepalíes (USD 9).
Se llevó a cabo en un espacio donde se practica yoga. Eramos como 15 personas. No me esperaba tanta gente.
La guía había armado un altar de flores y velas encendidas en el centro de la ronda.
Para empezar, la facilitadora contó un poco sobre ella, su recorrido y sobre el cacao. ¿Sabías que el cacao es púrpura en su forma natural? Solo cuando se seca se convierte en marrón.
El segundo paso fue pasarnos un sahumerio de uno a uno. Mientras sostenía el sahumerio entre las palmas de las manos, cada persona iba pidiendo en silencio su intención para la ceremonia. Podía ser la respuesta a alguna pregunta, algo que quieras cambiar, un consejo, lo que sea.
Cuando me llegó el sahumerio, pedí mi intención y lo pasé a la próxima persona.
Después que el sahumerio dio toda la vuelta, la guía lo encendió para dar más energía a las intenciones de todos.
El siguiente paso fue cantar. Si, cantar.
Nos paramos en ronda, y la facilitadora nos enseñó dos canciones. La letra decía algo así como “Me hago a un costado y dejo ir, me rindo. Curo mi cuerpo, mi mente y mi alma. Me rindo, me rindo”
Después de eso, la energía cambió bastante y ya no nos sentíamos como completos extraños.
El tercer paso no me lo esperaba. No sabía que iba a ser una Ceremonia “activa” en el sentido que cada participante iba a tener que compartir su experiencia. No sabía si estaba preparada para eso. Pero ya estaba en el juego y había que jugar.
Nos pasamos una pluma uno a uno. El que tenía la pluma, tenía la palabra y tenía que contar a todos cuál era su intención para esta Ceremonia de Cacao. En teoría, al decirla en voz alta, la intención iba a ser más “poderosa”.
Así la pluma fue pasando y cada uno se fue abriendo. Algunos querían reencontrarse consigo mismos, otros querían superar rupturas amorosas, otros querían romper con bloqueos que tenían.
Llegó mi turno y compartí mi intención pero de una manera ambigua. No me sentía cómoda contando mi intención a todos.
Después, la facilitadora comenzó a servir el cacao en las tazas, y teníamos que hacerlas circular hasta llegar al último participante de la ronda. Una vez que teníamos una taza en nuestras manos, debíamos sostenerla durante unos segundos y expresar nuestra intención antes de pasarla. Al mismo tiempo, cantábamos una canción de agradecimiento al “espíritu del cacao”.

El cacao olía riquísimo. Pero todavía no lo podíamos tomar.
La facilitadora nos decía que nos pongamos la taza cerca del corazón y sintamos la energía y el espíritu del cacao.
Yo la verdad que no sentía nada más que el rico olor.
Finalmente pudimos tomar el cacao. La guía lo había preparado con granos traídos de Perú, y nos contó que mientras lo preparaba también cantó mantras y cánticos para darle más poder.
Empecé a tomarlo de a sorbitos, saboreándolo despacio. Es mucho más amargo de lo que estamos acostumbrados, pero de igual manera me gustaba.
Ya se había hecho de noche, las luces estaban apagadas y solo había tres velas prendidas. Se formó un lindo ambiente.
Mientras consumíamos el cacao, la guía cantaba mantras.
Yo la verdad no sentía nada especial. Nada fuera de lo común y estaba un poco decepcionada por eso. No sé que quería sentir tampoco.
El siguiente paso fue hacer un ejercicio que no me gustó nada: mirar a los ojos a tu compañera de al lado, sin quitar la mirada, por no sé cuántos minutos. Para mí fue una eternidad.
Mientras nos mirábamos a los ojos, la facilitadora decía que teníamos que sacarnos nuestras caretas y mostrar nuestro yo real, y transmitir amor a la persona que teníamos al frente.
Yo solo me concentraba en no desviar la mirada, que ya me resultaba prácticamente imposible.
Finalmente, luego de terminar el cacao, llegó el momento más temido: Teníamos que COMPARTIR lo que habíamos sentido al tomar el cacao.
Mi único problema es que no había sentido NADA.
No sabía qué decir. Por suerte era una de las últimas en la ronda así que esperé a escuchar qué decían los demás y me sorprendí muchísimo.
La mayoría de los participantes habían tenido experiencias fuertes.
Una chica dijo que vio a sus ancestros en una fotografía antigua, y que luego los ancestros salieron de la foto y se pusieron a bailar y a cenar. CHAN.
Otro chico se puso a cantar un mantra. Otro dijo que gracias al cacao se había dado cuenta de que no se permitía ser amado sin sentir que tenía que dar algo a cambio.
Una mujer dijo que había entendido que su amiga que había fallecido seguía ahí a pesar que su cuerpo físico no estaba.
Y así un montón de cosas super profundas.
Mucha gente lloraba. Wow.
Yo no sabía qué iba a decir. Realmente no había sentido nada.
Finalmente fue mi turno y dije algo general en mi vida, que sentía mucha gratitud por estar ahí, por estar en Nepal, y que este era el comienzo de un gran viaje interior para mí.
Y finalmente cuando todos terminaron de compartir su experiencia, la Ceremonia de Cacao se cerró.
Duró en total 3 horas.
Yo estaba un poco decepcionada de que no había sentido nada, sobre todo después de escuchar a los demás. Pero bueno… al menos lo intenté.
Mi conclusión sobre la Ceremonia de Cacao
A mí particularmente no me cambió en nada, pero puede ser diferente para cada persona, dependiendo que tan sensible energéticamente sos o de tu situación. No se…
Muchos hablan de las maravillas del cacao, así que mi consejo es que si querés probarlo, lo hagas, te dejes llevar y saques tu propia conclusión. Pero un buen consejo es ir sin expectativas.
Yo por lo pronto, no creo que lo repita.
Si alguna vez hiciste una Ceremonia de Cacao, contame tu experiencia en los comentarios. Me encantaría escuchar otras historias.
¡Hasta la próxima!

